Itinerario de la Sagrada Familia en Egipto [Una Travesía llena de Milagros]
Las peripecias de Jesús, María y José en su huida a Egipto.
Uno de los hechos más misteriosos y discutidos es la huida de la Sagrada Familia a Egipto. Por un lado, algunos discuten que se trate de un hecho histórico lo que San Mateo narra, pero por otro lado, no hay acuerdo entre los eruditos sobre su itinerario de viaje, cuanto tiempo estuvieron y donde vivieron.
En este artículo presentamos dos posiciones, la de Frank Duff (fundador de la Legión de María), que da una interpretación occidentalizada de la travesía. Y luego la tradición de Iglesia Copta (egipcia) cargada de la tradición de los lugares donde pasó la sagrada familia en su itinerario egipcio.
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LA HUIDA A EGIPTO SEGÚN EL SIERVO DE DIOS FRANK DUFF
El episodio de la huida de la Sagrada Familia a Egipto se halla narrado en el Evangelio de San Mateo. Los Magos habían venido a Belén a adorar al Rey Niño y a ofrendarle sus dones llenos de profundo significado. Advertidos de lo alto no cumplieron su promesa de regresar a Herodes, sino que se volvieron derecho a su país.
Ellos habían venido providencialmente a representar a los gentiles y nuestro Señor les pagó la visita, en esta forma:
“Un Ángel del Señor se aparece en sueños a José, diciéndole: Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para acabar con Él. José, levantándose, tomó consigo al niño y a su madre, de noche, y se refugió en Egipto” (Mt 2,13-14).
Las palabras son muy sencillas, pero el acontecimiento es extraordinario.
¿POR QUÉ A EGIPTO?
En primer lugar, había razones de carácter geográfico. Escapar al Norte era imposible. Hacia el Este significaba entrar en un interminable desierto que estaba por encima de sus fuerzas. El solo refugio de la jurisdicción de Herodes era Egipto. “Vengan de Egipto los magnates, Etiopía extienda sus manos a Dios”. (Salmo 67).
Por eso aún sin mandato del ángel, ellos habrían escogido ese destino. La providencia de Dios utilizó las consideraciones humanas.
Pero había razones más profundas para refugiarse en Egipto y habitar allí. Trataré de exponerlas.
En cuanto a la ruta precisa que siguieron, he consultado muchos libros y me parece que la mejor descripción de su itinerario es la que trae el Padre Eugene Hoade, franciscano, conocedor insigne de la Tierra Santa donde ha pasado la mayor parte de su vida.
Los santos refugiados comenzaron a moverse por el sur a través de las montañas de Hebrón, por senderos empinados y seguidos de precipicios, peligrosos hasta de día, sin rastro alguno en la oscuridad, no se diga en las circunstancias aquellas. Al amanecer miraron desde lo alto la llanura de los filisteos. Luego al occidente hacia Gaza, que está en el Mediterráneo.
María de Agreda, una de las grandes visionarias, dice que permanecieron allí dos días para recuperarse de su tremendo cansancio. No es seguro pero es bastante probable que se juntaran a una caravana de Egipto.
En Bersabée comienza la tierra desolada que a poco se convierte en puro desierto, en un verdadero mar de arena. Solos o en caravana debieron, a partir de este momento observar una dirección precisa para poder descansar por la noche en ciertos lugares, que no podían ser otros que los indicados por la presencia de agua, o sea oasis.
La leyenda se ha ocupado de este viaje más que de otras situaciones de la vida de la Sagrada Familia. Nos cuenta una serie de milagros que vienen en socorro de estos perseguidos. Pero esto es alejarse completamente de la realidad. Ellos no operaron milagros por poderosos que eran para realizarlos. Ese viaje no fue una excursión pintoresca. Ellos soportaron todas las penalidades del camino como cualquier viajero, diferenciándose sólo en su equipaje más pobre.
De día el calor era intenso, produciendo torturas de sed y espejismos. De noche el frío era severo y dormían sobre una estera sin el conveniente abrigo. A lo largo de toda la ruta que se seguía a Egipto se encontraban huesos de animales muertos en el viaje.
El más grande sufrimiento, se ha dicho, sentido por María y José fue el del temor, de un terrible temor. La sensibilidad de María lo convertía en pura agonía. Pero una emoción todavía más intolerable fue el percatarse de que su Hijo era ya objeto de odio y de persecución para muerte.
El divino Infante era defendido con gran solicitudde estos sufrimientos. Los cariñosos brazos matemos le acurrucaban protegiéndole del calor del día y del frío de la noche, y estaba bien alimentado por los pechos de su Madre.
No todo era desagradable. Se movían por un territorio que hablaba de recuerdos para una mente judía. Mil años antes, de acuerdo a la gran Alianza, Abrahán había tomado posesión simbólica de esa tierra para el Pueblo elegido. Había sido atravesado por todos los antepasados de su raza.
José, el predecesor de San José, había sido llevado por esos lugares como prisionero, vendido por sus hermanos por plata. Había estado destinado para llegar a ser poderoso en Egipto; y por él su padre Jacob y sus hermanos fueron a establecerse en Egipto. Y luego una multitud de inmigrantes les siguieron. José y Jacob murieron allí y luego de embalsamarlos los enterraron. Cientos de años más tarde Moisés y Aarón se levantarían y conducirían a su pueblo fuera de Egipto.
Ahora la Sagrada Familia estaba pasando por una región toda llena de asociaciones históricas. Aquella humilde jovencita con su Niño era el punto culminante de toda aquella historia. La mente de María estaría llena de ello, y ella y su esposo se habrían puesto a discutir sobre los diferentes papeles que cada lugar había desempeñado en el pasado.Más tarde este territorio iba a convertirse en la habitación de multitud de anacoretas, los Padres del Desierto.
Si tomamos un mapa para seguirles, aparecería su itinerario a lo largo del Mediterráneo desde Gaza al El Arich que antes se llamaba Rinocolura, que etimológicamente quiere decir “los sin narices”, que alude al castigo que sufrió aquella gente cuando les cortaron las narices. Marcaba la frontera entre el reino de Herodes y el Egipto romano. Por fin aquí estuvieron ya en seguro, pues se hallaban fuera de la jurisdicción de Herodes.
Luego avanzaron a Pelusio, cuyas ruinas están a 90 millas al oriente del actual Canal de Suez, y luego al sudoeste para entrar en el verde valle del Nilo; luego a través de Goshen donde vivieron en otro tiempo sus antepasados, y hacia Heliópolis.
Ciertas señales regionales grandemente deseadas se presentaron a la vista, y pronto estuvieron bajo la inspección legal. Dominando el panorama cerca de Giza, asomaron las Pirámides y la gran Esfinge. Esta, que tiene 189 pies de largo, y es el corte de una colina, ha sido el enigma de las edades, y se ha convertido en el signo mismo del misterio no revelado.
Su secreto no deja de tener cierta relación con el Todopoderoso a quien el plan divino le ha colocado ante ella en cumplimiento de la profecía: “He aquí que el Señor viene de Egipto. Y estremécense los ídolos egipcios ante El, y el corazón de Egipto se derrite en su interior” (Isaías 19, 1).
Da curiosidad pensar que de todas las estructuras hechas por el hombre que fueron el objeto de la admiración de la Sagrada Familia durante su estadía en la tierra, hayan quedado ahora sólo estas.
La mayor parte de los escritores antiguos han recalcado la caída al suelo de todos los ídolos de un templo vecino al paso de la Sagrada Familia por los arcos macizos de piedra de Heliópolis.Había una tradición entre los letrados de Egipto que databa desde la permanencia del profeta Jeremías en esa región, y que decía que vendría un Rey de los judíos y que entonces los ídolos serían destruidos.
En la época actual la opinión católica no apoya los numerosos milagros que escritores de otros tiempos atribuían a nuestro Señor durante su infancia. Por otra parte, el Evangelio describe Caná como el comienzo de sus milagros. Sin embargo creo que este episodio de los ídolos podría admitirse, porque no fue obrado directamente por la Sagrada Familia ni con el propósito de conveniencia propia.
Pasaron por Heliópolis a un lugar llamado Matarié que está a seis millas al norte del Cairo.
Fue allí donde María y José hicieron una habitación humilde. Muchos son de la opinión de que pronto se trasladaron al Cairo. Había una gran colonia judía en Leontópolis, a unas doce millas de Heliópolis, y no hay duda que debió haber ayudado a la Sagrada Familia, pues los judíos exilados tenían un admirable sentido de compañerismo.
Matarié era una hermosa aldea con sombra de sicómoros. Aún ahora el vestigio de un gran sicómoro es señalado como el árbol de María por los guías musulmanes, pues afirman que María frecuentemente se protegía bajo el árbol en los días de abundante follaje.
En Matarié está la única fuente de agua dulce que tiene Egipto, llamada hasta ahora la fuente de María, por haber bañado en ella María a su Niño y lavado su ropa.
La distancia desde la casa hasta este destino fue detrescientas millas, como he podido medirla en un mapa a escala. Diferentes autores dicen que emplearon en cubrirla quince días, pero esto parece representar una caminata demasiado rápida para aquellas circunstancias. No podían haber hecho sino entre veinte y treinta millas por día. Lo más exacto es que hicieron veinte días de viaje.
¿CÓMO SE MANTUVIERON EN EGIPTO?
San José ejercía naturalmente su oficio y sería la colonia judía la que le proporcionaba obras; María se habrá ganado la vida tejiendo a mano, ya que en ello era muy experta. Pero no falta quien afirma que pasaron un tiempo de hambruna y que María solía ir a respigar en los campos. En este caso nadie duda que su pobreza habría sido grande.
Se dice que fue durante esta permanencia en Egipto cuando María tejió la túnica inconsútil para su Hijo, la que iba creciendo con El.
La residencia en Egipto fue para ellos un cambio de medio que debió haber sido una cosa lo más drástica. Fuera del calor de todo el ceremonial judío, estimulado por la espera inmediata del Mesías, se vieron duramente transportados a la fría atmósfera del paganismo y de la idolatría.
Muchos de los ídolos se hallaban habitados de espíritus malignos que daban tremendas demostraciones de su poder. Sin embargo la presencia de la colonia judía les debió haber ayudado a conservar su manera nacional de vida con sus ritos religiosos, incluso la celebración anual de la Pascua en la tierra misma donde se originó.
Pero aquí se dividen un tanto las opiniones de los historiadores. Orsini dice que en Heliópolis había un templo a Yahvé construido según las líneas del gran Templo del Monte Sión en Jerusalén. Esto no parece probable. Una mera colonia no está en capacidades para una construcción semejante ni para sostener a los sacerdotes ni el costoso ceremonial.
Por otra parte el Padre Faber que era un investigador muy inteligente declara que no había ningún templo y probablemente ninguna sinagoga. Nos encontramos, pues, entre dos opiniones opuestas. ¿Por qué no una sinagoga? Pequeñas comunidades judías de cualquier parte tienen sus sinagogas.
Es fácil ver la gran diferencia entre un templo y una sinagoga. El templo tiene su sacrificio; en cambio la sinagoga no es otra cosa que un simple lugar de reunión para el sábado y no precisa sino un local y un rabino, el cual no es sacerdote sino un expositor de la ley, y por lo mismo cualquier civil puede desempeñar este oficio de rabino. Esto nos hace asegurar que sinagoga sí había en el vecindario de la Sagrada Familia y que ésta solía acudir allí.
Pero esta familia no estaba en las mismas condiciones que cualquier otra exilada y privada de las gloriosas celebraciones del templo de Jerusalén. Esta pareja tenía una extraordinaria compensación en su exilio. Tenían a Jesús, y no les hacía falta ningún rito por significativo y bien elaborado que fuese. Frente a Jesús todo ello era sombra y figura. Todo el rico ceremonial de la Ley Antigua era solamente una indicación del Redentor, una anticipación de su venida y de su sacrificio salvador, y toda su eficacia provenía de esta venida. Por lo mismo se entiende que María y José lo tenían todo en el Divino Niño y que no les hacía falta ningún rito, como no hace falta ninguna señal al que conoce el camino.
Es cierto que la mente de María se pasaría pensando más asiduamente en las Escrituras, las que se hallaban ya visiblemente en proceso de cumplimiento. La inteligencia brillante de la Inmaculada Concepción sacaría vida de cada palabra de aquel texto Santo. Ella vería cosas que para otros estaban escondidas.
Frases de las que otros ojos ni caerían en la cuenta serían para ella proféticas o simbólicas de aquel Niño encantador que ella besaba con ardiente amor o lo estrechaba contra su seno con temor, según los particulares aspectos de su contemplación. No dejaba de admirarse cada vez más hondamente de aquella espada de dolor predicha por el Santo Simeón en el sentido de que atravesaría su corazón. Su agonía le vendría a causa de Jesús, y así no ignoraba que les sobrevendrían terribles cosas a Jesús y a ella.
La genealogía de la raza humana que comenzó con Adán es precisamente su árbol de familia. Todos los fundadores de su pueblo son eslabones de la larga cadena que acababan en el último eslabón que ella estaba teniendo en sus brazos, aquella Prole que es el Nuevo Adán. Con reverencia considera la verdad de que ella es la Mujer profetizada en la Caída, como un destello de esperanza en medio de las tinieblas.
Por todas partes veía ella a los esclavos trabajando allí donde sus antepasados habían trabajado en la misma clase de tareas, mezclando la arcilla, haciendo ladrillos, edificando, cavando. Su amor se le iba tras ellos. En ellos veía a su propio pueblo. Y la Madre de todos los hombres los recibía en su maternal corazón.
¿Qué inconcebibles bendiciones debieron haber descendido en aquella tierra de refugio y hospitalidad durante la permanencia allí de la Sagrada Familia?María de Agreda dice que las personas que tomaban contacto con ellos se hacían Santos y Grandes.
¿CUÁL SERÍA EL DESIGNIO PROVIDENCIAL DE SU VISITA A EGIPTO?
Además de salvar la vida del Niño, debió haber habido un propósito dentro del plan de la salvación. Lo que se ve claro es la necesidad que tenía Jesús de ir al escenario de los orígenes del Pueblo de Dios para asimilárselos. El tenía que juntarse al Cuerpo místico de los comienzos. La sustancia tenía que añadirse a lo que fue la sombra. Por así decirlo, tenía que tomar posesión del curso de todos sus antepasados o figuras, desde Abrahán en adelante, que habían sufrido ominosos períodos en Egipto.
En Egipto los Israelitas se hicieron realmente nación, fuera de los miles de pobres colonos que siguieron al patriarca José. En Egipto se soldaron en verdadero pueblo a fuerza de ser perseguidos.
La permanencia de Jesús allí debe haber tenido un sinnúmero de significados y de símbolos, que convergían en aquella profecía expresada siglos antes de que aquel Hijo viniera al mundo: “De Egipto llamé a mi Hijo” (Mateo 2,15).
¿CUÁNTO TIEMPO ESTUVO LA SAGRADA FAMILIA EN EGIPTO?
El Padre Faber que coleccionó todas las opiniones dice que el tiempo de siete años era la creencia general. Nos coge de nuevo el que la erudición moderna rebaje este tiempo. El Padre Hoade opta por pocos meses. Roschini dice lo mismo, pero una reciente autoridad concede cuatro años.
A mí no me parece la opinión de los pocos meses. Toda la tradición y la idea cristiana general piensan en términos de un período mucho más largo, con el que están de acuerdo muchísimos escritos. Lo más aceptable es el tiempo de los cuatro años.
Llegó el fin de la estada. San Mateo nos informa: “Muerto Herodes, el Angel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño». Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel.” (Cap. 2, 19-21). Entonces con la misma prontitud con que hicieron la huida, se volvieron a su casa, dejando para siempre las Pirámides.
Se cree que el regreso fue por mar, por ser la forma más fácil y natural y porque ya no tenían por qué esconderse. Se habrían embarcado en Menfis y en dos días estarían en Alejandría. En otra embarcación habrían partido de Alejandría a Yamnia en cuatro días. Y finalmente se habrían encaminado por el pie del Monte Carmelo hasta Nazaret.
Su propósito fue ir a vivir en Belén, pero sabiendo que Arquelao, el hijo vicioso del cruel Herodes, estaba reinando en Judea, se dirigieron más bien a Galilea, donde reinaba Antipas, el otro hijo, y así se establecieron en Nazaret.
Nuevamente esta elección entre Arquelao y Antipas era el instrumento de la Providencia. Porque la profecía decía: “El será llamado Nazareno” (San Mateo 2, 23).
LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA COPTA
Después de la cita de Mateo, la estancia de Jesús en Egipto aparece más desarrollada en los apócrifos de la infancia. Todos ellos son muy posteriores a los canónicos. Son el Evangelio de Taciano, el Evangelio Árabe de la Infancia, la Historia de José el Carpintero, la Historia árabe de José el carpintero, el evangelio del Pseudo Mateo, el Evangelio armenio de la Infancia y el Evangelio del Pseudo Tomás.
Por ejemplo, en el apócrifo llamado Pseudo Mateose dice:
“Aconteció que al tercer día de camino [hacia Egipto], María se sintió fatigada por la canícula del desierto. Y viendo una palmera le dijo a José: “Quisiera descansar un poco a la sombra de ella”.
José a toda prisa la condujo hasta la palmera y la hizo descender del jumento. Y cuando María se sentó, miró hacia la copa de la palmera y la vio llena de frutos, y le dijo a José: “Me gustaría, si fuera posible, tomar algún fruto de esta palmera”.
Mas José le respondió: “Me admira el que digas esto, viendo lo alta que está la palmera, y el que pienses comer de sus frutos”. “A mí me admira más la escasez de agua, pues ya se acabó la que llevábamos en los odres y no queda más para saciarnos nosotros y abrevar los jumentos”.
Entonces el niño Jesús, que plácidamente reposaba en el regazo de su madre, dijo a la palmera: “agáchate árbol, y con tus frutos da algún refrigerio a mi madre”. Y a estas palabras inclinó la palmera su penacho hasta las plantas de María, pudiendo así recoger todo el fruto que necesitaban para saciarse”. (PsMt. 20, 1-2).
Las narraciones de Jesús en Egipto han sido especialmente importantes para la Iglesia Copta. La tradición copta que avala el recorrido de la sagrada familia en Egipto parte de una revelación que tuvo el Papa Theophilus (384-412 d.C.) de la propia virgen María, quien le relató los pormenores del viaje y los lugares que visitaron.
El recorrido fue el siguiente: Salieron a través de las montañas de Hebrón para después dirigirse a Gaza.
De Gaza se desplazaron hasta El-Zanariq cerca de El-Arish. De allí fueron al norte de la península del Sinaí, deteniéndose en Pelusium. En el delta del Nilo llegaron a Tel Basta, se dirigieron al sur hasta llegar a Al-Mahamma, después subieron al noroeste pasando por Phillippos y llegando a Meniet Genah, cruzaron el río Nilo y llegaron a Jemnoty. Más al noroeste llegaron a la ciudad de Saka o Lysous. La travesía continuó hacía el sur llegando a Heliópolis.
NUMEROSAS IGLESIAS COPTAS CLAMAN SER UN LUGAR DONDE ESTUVO LA SAGRADA FAMILIA
La más importante es la de San Sergio que sostiene ser el lugar donde estaba la cueva que habitaron.
Miles de egipcios de todo el país se acercan dos veces al año a la aldea de Deir Abu Hennas, 300 kilómetros al sur de El Cairo: primero en enero, para festejar la llegada de Jesús, María y José a Egipto y el momento en el que desembarcó en esa aldea, y otra el uno de junio, para honrar a la Virgen María.
A pesar de que no existe ninguna referencia bíblica ni histórica sobre las etapas del viaje a Egipto, la tradición copta asegura que la Sagrada Familia permaneció alrededor de cuatro años en tierra de faraones, en los que recorrió el país de norte a sur, desde la localidad de Farama, en la costa norte, hasta Asiut, casi 385 kilómetros al sur de El Cairo.
Deir Abu Hennes es uno de esos lugares por donde –cuentan los egipcios coptos– pasó en su peregrinar la Sagrada Familia.
Jesús, María y José acompañados por Salomé, la matrona que al ser testigo del “milagroso nacimiento de Jesús” prometió no abandonar nunca a María, cruzaron hace más de dos mil años desde la orilla oriental del Nilo, por la aldea de Abu Malek, hasta la pequeña población de Abu Hennas.
En una pequeña colina de Abu Hennas, bautizada Kom Mariam, descansaron antes de seguir camino al sur hacia Tell Amarna, donde en el siglo XIV a.C. había establecido su capital el “faraón hereje” Ajenatón, marido de Nefertiti y primer monarca conocido que impuso sobre sus dominios el monoteísmo.
Todos los 28 de enero, los coptos egipcios de la comarca de Al Malawi, donde está ubicada Abu Hennas, conmemoran la llegada de la Sagrada Familia al país y representan el momento en el que cruzaron el río sobre una faluca de pescadores.
Uno de los altos en el camino se encuentra en el llamado Gabal al Teir (Monte del Pájaro), ubicado sobre una montaña desde la que se contempla el fértil valle del Nilo y que debe su nombre a la gran cantidad de aves que en ciertas épocas del año inundan su geografía.
En este monte, situado en las cercanías de la localidad de Samalot, en la provincia de al Minia, se levanta la iglesia de La Señora de la Palma, entre cuyos muros se esconde una pequeña cueva que durante tres días sirvió de refugio a la familia de Nazaret.
Los peregrinos rezan dentro del templo, al que entran después de descalzarse, y muchos de ellos escriben peticiones en pedazos de papel o los nombres de las personas queridas. Después los colocan en la cueva que acogió a la Sagrada Familia, donde encienden una vela o los ponen debajo o junto a algún icono de la pequeña iglesia, cuyo origen se remonta al siglo IV después de Cristo.
En Gebel al Teir, donde cuando la Sagrada Familia cruzaba el río en compañía de un gran número de personas una roca se desprendió de la montaña y hubiera caído sobre la barca si no la hubiese detenido el niño Jesús con su mano, cuenta un párroco a sus fieles dentro de la iglesia de esta población.
En otros lugares de Egipto, Jesús hizo que brotara agua, sanó a algún enfermo o descansó bajo la sombra de un árbol al que ahora acuden los peregrinos.
Aunque también aseguran que la Sagrada Familia dejó alguna maldición, como en el barrio Al Matariya, en El Cairo, donde incluso hoy en día dicen queel pan no fermenta porque los vecinos se negaron a darle pan a la Virgen María cuando pasó por lo que entonces era una aldea.
La Iglesia Copta fue fundada en Egipto en el siglo I.Su nombre deriva de la palabra griega aigyptios (egipcio), trasformado en gipt y después en qibt, de donde derivó la correspondiente voz árabe. Así pues, la palabra copto significa “egipcio”.
Según la tradición, la Iglesia Copta tiene su origen en las prédicas de San Marcos, autor del Segundo Evangelio en el siglo I, que llevó el cristianismo a Egipto en la época del emperador Nerón. Forma parte de las antiguas iglesias orientales, que se separaron del resto en el Concilio de Calcedonia, en el año 451 y han evolucionado independientemente.
Según su tradición, la Iglesia Copta ha preservado minuciosamente la creencia y doctrina cristiana en su forma más antigua y pura, entregándola de generación en generación, sin cambios, conforme a la doctrina y los ritos apostólicos.
LA SAGRADA FAMILIA PASÓ POR EL CAIRO
Uno de los lugares principales de culto es la “cueva del niño Jesús”, gruta situada en el barrio viejo del Cairo, y en la cual, según la tradición, vivió la Sagrada Familia durante su exilio en Egipto.
La Sagrada Familia vivió durante un mes en el antiguo El Cairo. En este lugar se encuentra la cripta donde, según la tradición, se refugiaron la Virgen María, San José y el Niño Jesús, huyendo de la persecución. Ahora, en este mismo sitio se puede ver lo que se considera el espacio cristiano más antiguo de Egipto: La Basílica de San Sergio o de la Sagrada Familia, que fue construida precisamente sobre la cripta donde pernoctaron Jesús, María y José, al huir de la matanza de Herodes en Israel. Data de hace aproximadamente 1500 años.
Provista de dos columnatas, y dividida en dos partes, subterránea y primer piso, esta basílica pertenece al rito copto ortodoxo
En pleno corazón de El Cairo, en su parte más antigua, se encuentra este barrio cristiano, a un costado de donde se halla la parte musulmana. Como ocurre en Jerusalén, aquí se da un encuentro de religiones, ya que en este lugar se asentaron los primeros musulmanes, los primeros cristianos y también los judíos de una sinagoga, que fue la primera en este país africano. Los barrios están contiguos, uno al lado de otro.
La cripta de La Sagrada Familia es pues, un lugar santo. Hay mucha devoción a la Virgen María en El Cairo, y no muchas diferencias entre los ritos católicos y los coptos. La Misa se celebra de la misma forma: Ellos creen en el Salvador y en los santos.
La Basílica de San Sergio se asemeja al Arca de Noé.Cuenta con iconos realizados a través de la misma técnica de los papiros; persisten dibujos en las paredes en forma de panales de abejas, «porque la Palabra de Dios es más dulce que la miel».
Son notables los vestigios de las primeras piedras que conformaron la basílica, los iconos de los padres de la Iglesia: Una cruz copta con doce puntos que representan a los Doce Apóstoles. Ésta se encuentra justo en el piso que está bajo la Basílica, y es el lugar donde se cree que la Sagrada Familia permaneció oculta durante más de quince días.
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